¡Estamos encantados con el diario! Mi hijo de 6 años lo ha rellenado todas las noches desde que lo tenemos y ya he visto un cambio en él a la hora de buscar la gratitud y la felicidad en cosas pequeñas. Le encantan los emojis y poder dibujar, le ha causado una gran impresión. Creo que los colegios deberían usar estos diarios, y los adultos también. En mi opinión, es una buena inversión teniendo en cuenta la calidad y su diseño tan bonito. ¡Gracias por esta iniciativa tan encantadora que saca sonrisas y positividad por todas partes!

Lo compré como regalo para mi hijo de 9 años, porque creo que le cuesta un poco expresarse y saber qué le gusta. Ha sido todo un éxito y acaba de ganarse un Lego enorme como premio por rellenar el diario durante una semana. Lo disfruta mucho e intenta comprender las citas diarias y hablar sobre ellas. Siempre se acuerda de rellenarlo y hablar sobre él. Puedo afirmar sin duda alguna que es un producto revolucionario para los niños hoy en día. Actualmente no se deja mucho espacio a su imaginación con toda la tecnología que nos rodea, y parece...

Es una herramienta fantástica para ayudar a los niños a interpretar sus experiencias de forma más positiva. Muestra que tenemos cierto control sobre nuestros sentimientos acerca de los sucesos y las relaciones. Me gusta que haya algo ligeramente diferente en las preguntas de cada día, pero que tengan un formato similar para saber más o menos qué esperar. Las citas son muy accesibles para los niños sin ser condescendientes y han servido para fomentar la reflexión en toda la familia.

A mi hija le entusiasma su diario y a mí también. Está dando lugar a una maravillosa variedad de conversaciones y ayuda muchísimo a comprender las emociones, la gratitud, los objetivos, los logros y mucho más. Todo lo bueno que pueda decir es poco, está demostrando ser muy valioso y ha abierto una vía de comunicación que no pensé que fuera posible.

Estos diarios son fantásticos. Hemos comprado 2 para nuestros hijos de 7 y 8 años. Nuestro hijo mayor tiene dificultades con la ansiedad y el pequeño es un tornado de energía. Anoche, por primera vez, reflexionamos con tranquilidad y rellenamos los diarios. Los dos se fueron a dormir mucho más calmados, y nuestro hijo de 8 años no se quejó de su dolor de barriga nocturno.